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Las murallas de La Habana, testigos de la Historia

Por: Mercy Ramos / Fotos: José (Tito) Meriño
Las murallas de La Habana, testigos de la Historia

La Habana Vieja es uno de los lugares más visitados por turistas extranjeros y cubanos por reunir tanta historia que, aunque conocida para muchos, a la mayoría de los asiduos les place volver a escuchar acontecimientos de siglos anteriores, pues siempre puede haber algún hecho novedoso.

02-murallas-la-habana-01.jpgAlgo que llama mucho la atención de los visitantes son las ruinas de lo que fueran las murallas de La Habana, levantadas alrededor del territorio que ocupaba en el siglo XVII la capital cubana.

La idea de levantar las murallas se debió a que en esa época La Habana Vieja era muy codiciada por corsarios y piratas, por su ubicación geográfica y las potencialidades que atesoraba para el desarrollo económico de la isla. De ahí que fuera objeto de frecuentes ataques de esos forajidos.

Con el propósito de proteger a la ciudad se construyeron las fortalezas de La Real Fuerza, La Punta, El Morro, La Cabaña y los torreones de Cojímar, La Chorrera y San Lázaro. Sin embargo, la ciudad era aún vulnerable, por lo que ya en 1603 había un proyecto para levantar la muralla en el sector terrestre. Además de ese proyecto hubo otros, como el de construir una muralla de madera. Pero todos quedaron en el olvido por varios motivos. Sin embargo, en 1667, Carlos II, rey de España, ordenó fortificar La Habana.

02-murallas-la-habana-02.jpgLa construcción de esos grandes muros se inició el 3 de enero de 1671, durante el gobierno de Francisco Rodríguez de Ledesma, y se terminó casi un siglo más tarde, pues aunque la parte que daba a la tierra finalizó en 1698 no fue hasta 1740 que se concluyó la muralla que daba a la bahía.

Con una extensión de unos 4 892 metros, una altura promedio de 10 metros y un espesor de 1,40 metros, su protección estaba a cargo de 3 400 hombres dotados de un armamento de 180 piezas. En principio, para acceder a la parte amurallada de la ciudad solo habían dos puertas, pero posteriormente llegó a tener nueve entradas que cerraban cada noche a las ocho en punto, luego del aviso de disparos de cañones, y abrían a las 4:30 de la madrugada. Con el tiempo, la urbe fue creciendo y cada vez era mayor la zona extramuros, como le llamaban a la parte de La Habana fuera de las murallas. Entonces, al ser menos frecuentes los ataques de piratas, se decidió demolerlas.

02-murallas-la-habana-03.jpgActualmente, y como evidencia histórica, quedan algunos restos de ellas en varios lugares de La Habana Vieja que han trascendido a través de los siglos. Pero hay algo que, sin lugar a dudas, se convirtió en gran tradición y es que cada noche a las nueve en punto se escucha el sonido del cañonazo disparado por viejos cañones desde la fortaleza de La Cabaña, una bella ceremonia que puede disfrutar toda persona que visite la ciudad.

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