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Los cimarrones, esclavitud y emancipación

Por: Nina Pereira
24 Feb 2021
Los cimarrones, esclavitud y emancipación

Sacrificio y libertad son dos de las palabras que expresan la esencia del cimarrón, aquel esclavo que siglos atrás, cansado del maltrato a que era sometido, escapó para dignificar su vida, aun en condiciones muy difíciles.

Así fueron llamados en diversos países de Latinoamérica, cimarrón, voz que también recoge el Diccionario de la Lengua Española con ese significado, aunque sus primeras acepciones son las de animal doméstico que huye al campo… salvaje… silvestre…

A Cuba, donde el vocablo identifica por excelencia a los negros esclavos fugados, los africanos fueron traídos para sustituir a la rápidamente decreciente mano de obra aborigen que emplearon a su llegada los colonizadores españoles.

De acuerdo con estadísticas citadas por los historiadores, la presencia de los esclavos en la sociedad cubana fue ascendiendo desde el 30.8 % de la población en 1792 hasta el 43.3 % en 1841.

En lugares intrincados de toda la isla aparecieron los llamados palenques, comunidades que constituían grupos de negros cimarrones para subsistir mediante la recolección, la caza, el cultivo de varios productos y el intercambio con pobladores de las cercanías o contrabandistas.

Aquellos sitios, en los que se formaron familias y nacieron niños, eran defendidos tenazmente por sus habitantes y han sido considerados por estudiosos como los primeros territorios libres de Cuba.

Frente a la figura del cimarrón, surgió la del rancheador, tristemente célebre personaje dedicado a la captura de esclavos fugados haciendo gala de notoria crueldad, armado, muy bien remunerado y generalmente acompañado por perros fieros.

Una obra fundamental de la literatura cubana versa precisamente sobre estos temas de esclavitud y emancipación: la novela-testimonio Biografía de un cimarrón, del etnólogo y escritor Miguel Barnet, basada en relatos de Esteban Montejo, quien fue esclavo, cimarrón y mambí por la independencia cubana, en experiencia común a muchísimos hombres con su misma historia.

Para Barnet la esclavitud africana transculturada fue el crimen más grande de la humanidad y sus contradicciones marcaron el destino de Cuba.

Los esclavos dejaron un legado inestimable en la cultura de la isla, un imaginario popular fabuloso y una lección de ética y emancipación, opina el escritor y asegura que &los cimarrones son los verdaderos abuelos de la Patria Cubana".

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