Dentro de la escultura ambiental cubana sobresalen diferentes tipologías como las estatuas, los monumentos y los conjuntos escultóricos. En La Habana se irguen, majestuosos, un sinnúmero de obras de esta manifestación, dos de las cuales son altamente representativas y reconocidas como símbolos de la ciudad: el Cristo de La Habana y la estatua de Neptuno.
La Fuente de Neptuno, actualmente ubicada al comienzo de la Avenida del Puerto, fue esculpida en mármol de Carrara por artistas italianos y enclavada en La Habana en el siglo XIX. Dentro del monumento, la estatua de Neptuno es lo más llamativo, realizada a escala natural, cuyo realismo impresiona a quien la contemple. En su mano derecha Neptuno porta un tridente, aditamento típico del dios de los mares en la mitología grecorromana.
Por su parte, el Cristo de La Habana es una colosal estatua de 20 metros de altura que representa a El Sagrado Corazón de Jesús, emplazada en el poblado de Casa Blanca desde 1958. Obra de la reconocida escultura cubana Jilma Madera fue conformada por 67 piezas de mármol de Carrara y se encuentra a más de 50 metros sobre el nivel del mar. Su imagen puede divisarse desde diferentes puntos de la ciudad.
Ambas esculturas flanquean la entrada del puerto de La Habana, cual guardianes de las aguas y el intercambio cultural y mercantil. Dos símbolos de la capital cubana que reciben cada día cientos de visitantes, estudiosos y amantes del arte y de los valores históricos y patrimoniales que acompañan y protegen el alma de la ciudad.
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