Cada vez más convencida de que las crisis sobre el agua puede causar agudos problemas en tiempos de paz e incentivar la guerra. Una buena parte de la humanidad celebrará este 22 de marzo el Día Mundial dedicado por la ONU al invaluable líquido que en 2024 tiene el lema de “Agua para la paz”.
No puede negarse que ese es un desafío al cual se ha enfrentado la humanidad desde sus albores, junto al del exceso ocasionado por las riadas e inundaciones por lluvias.
Sin embargo, el tema de la escasez o inequidad de la disposición del preciado elemento para la vida humana y de otras especies tal pareciera que se ha agravado con las consecuencias del cambio climático y la gobernanza en países y comunidades.
Por eso reviste actualidad hoy día y Cuba no es una excepción. Tanto autoridades como científicos de cada una de las disciplinas del saber, sobre todo las tecnológicas dedicadas al tema, han construido una red hidráulica que aunque en algunos lugares no pasa por buenos momentos, trata de crecerse y cumplir su cometido.
El Día Mundial del Agua llega este año en un entorno dedicado de lleno a garantizar su suministro a las ciudades, comunidades y caseríos de todo el país, para el desarrollo de la vida cotidiana, con el abastecimiento de agua potable para el consumo humano con la calidad requerida, cumpliendo los parámetros y normativas de ofrecer un líquido salutífero.
Igualmente, gran prioridad se da al fomento de los proyectos agrícolas y pecuarios, al abastecimiento de industrias, centros de salud, educacionales y productivos, con una alta prioridad.
Desde mediados del siglo XX se hicieron grandes esfuerzos económicos y tecnológicos para dotar al país de una red de presas, micro presas, acueductos y embalses seguros, que almacenen volúmenes importantes de agua, protegiendo de riesgos y garantizando el consumo y actividades de pesca, en comunidades aledañas.
De esta manera no es nada despreciable el conocimiento acumulado por científicos y técnicos cubanos en el manejo del líquido vital.
No obstante, la población y las autoridades no están satisfechas y creen que aún se puede y debe trabajar mejor en el uso racional y ahorro del preciado elemento natural, así como es necesario solucionar graves problemas que afectan su abastecimiento en determinadas poblaciones donde el suministro escasea o es insuficiente.
No se puede negar cuánto afecta a ese empeño el recrudecimiento del bloqueo que dificulta la vida del país en múltiples esferas.
Pero los cubanos, incansables, siguen trabajando por garantizar la afluencia de agua clara y límpida en todas partes, con un uso racional que garantice la felicidad y paz para todos, y más teniendo en cuenta que en los últimos años Cuba ha sido también castigada por largos procesos de sequías climatológicas que afectan sobre todo la agricultura y los planes de desarrollo.