Los capitalinos, una comunidad cinéfila de las más fieles y entusiastas, comenzaron diciembre con la apertura de la edición 43 del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano -valga la redundancia-, fundado en 1979 y cumplido esencialmente, incluso en medio de medidas de protección extremas, debido a los rigores de la reciente pandemia.
Nada se parece más a un gran festejo que el retorno masivo, aunque responsable, de los espectadores a las salas de proyección, que esta vez solo son cuatro, pero ubicadas en el céntrico Vedado, pues los habaneros, en sentido general, han sido asiduos a los viejos cines, aun cuando en el mundo esta costumbre comenzó a perder adeptos antes de los estragos de la Covid-19 y más desde auge progresivo de medios de visualización digitales.
Muchos piensan, no obstante, que el anhelado retorno al bullicio del compañerismo y a la socialización en los cines, salas de conferencias y presentaciones especiales será una prueba de fuego en tiempos en que la adicción a los medios puestos al alcance de la mano por las nuevas tecnologías invaden no solo la cultura, sino hasta la vida privada de las personas, en especial los jóvenes.
Pero el Festival de La Habana está vivo y coleando y su convite tuvo gran resonancia y estímulo en el continente. Tras una rigurosa selección entre un gran número de optantes, el jurado escogerá entre más de 100 obras finalistas que aspiran a los premios Coral en las categorías de largometrajes, cortometrajes, documentales, óperas primas, y animados, entre otros y ratificará que la creatividad y el nivel artístico no es precisamente lo que faltará a la nueva cita.
Por la parte cubana figuran entre los competidores el prestigioso director cubano Fernando Pérez con el filme El mundo de Nelsito y también Kike &Aálvarez con Bajo un sol poderoso, en la categoría de largometrajes de ficción. Otros consagrados como Arturo Soto y Rebeca Chávez entran en la lid en otros géneros.
Este año se entregará por vez primera el Premio de la Diversidad Arrecife, lo cual ha generado expectativas. Pero, como siempre, el Gran Premio Coral seguirá siendo el plato fuerte en la noche de las conclusiones, después de intensas jornadas de un ir y venir alegre y convocante por los principales cines de la ciudad, con la esperanza y convicción de no volver jamás a los días del confinamiento a que nos obligó la epidemia global. Por Dios, no hablemos más de eso y a disfrutar La Habana con cine a lo grande.