La barriada encantadora de Cojímar enamora a sus habitantes desde el día en que nacen y a los visitantes una vez que la conocen.
De origen humilde, también conoció relumbres para caer en cierto olvido. Sin embargo es famosa por su belleza y serenidad y todos la conocen.
Ubicada en la región costera del municipio Habana del Este, y con su moderada extensión de 4.2 Km el espacio suficiente para reunir encantadores sitios naturales, históricos y socioculturales, entre los cuales descuella el río del mismo nombre.
Pero además tiene una playa, un valle, floresta, el Torreón de Cojímar, perteneciente al sistema de fortificaciones de La Habana, calificado de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El acogedor entorno de su poblado está a unos 7 Km. al este de la Ciudad de la Habana, y ocupa espacio allegado a la Avenida Monumental y al conglomerado urbano de Alamar, muy popular por la zona.
La vida de esa simpática y tranquila comunidad está muy vinculada a las aguas, ya sean costeras o al río Cojímar, suministrador de agua potable, para la agricultura y medio de comunicación, todo un personaje en la región.
Los servicios pesqueros tienen una mayor preponderancia que los agrícolas porque las tierras han sido poco fértiles. Sin embargo la actividad pesquera tampoco tiene gran fuerza.
Esa comunidad costera surgió muy relacionada con el llamado Torreón de Cojímar, un viejo fortín español parte del gran sistema defensivo construido en función de la ciudad de La Habana, fundado el 15 de julio de 1649.
Crecida a partir de una humilde aldea de pescadores en torno al Torreón de vigilancia, el lugar comenzó a vivir tiempos mejores desde el siglo XIX.
Ya que también era una suerte de término del núcleo mayor de Guanabacoa, subordinado a la capital, a ella comenzaron a llegar de veraneo desde los Capitanes Generales, altos oficiales y las más linajudas familias a tomar los baños y a gozar del clima saludable. Así se levantaron lugares de recreo y hasta grandes residencias en el área de la playa.
Luego tuvo otra época de esplendor en la etapa republicana, solo para muy ricos o adinerados, siempre como zona de veraneo de playa.
Sin embargo tiempos más modernos la relegaron a un cierto olvido como zona vacacional de moda, y hay quienes dicen que era porque sus bañistas eran demasiados recatados y no aceptaron fácilmente las audacias modernas. Vaya usted a saber dónde nació esa leyenda algo descabellada.
Lo cierto es que en cuanto a plantel de turismo de playa dejó de competir, y con modestia dejó sus joyas naturales para los suyos y los buenos amigos, sus encantos muy privilegiados, aún deslumbran. Y no duden, sus playas se repletan de bañistas, sin alharacas, pero disfrutando un mundo.
El restaurante Las Terrazas de Cojímar siempre ha sido un sitio muy recomendado para los amantes de la comida popular marinera, salpicada de especias y cocteles cubanos deliciosos. Era un sitio muy frecuentado por el escritor Ernest Hemingway cuando residiera en Cuba hasta los años 60, poco antes de su muerte.