Si se puede hablar de magníficas relaciones entre países, es imprescindible mencionar los vínculos que unen a Cuba y Canadá, desde hace hoy 79 años, cuando el 16 de marzo de 1945 se estableció en la isla la primera misión diplomática de esa nación norteamericana en el Caribe.
Desde entonces hasta la fecha mucho ha llovido, sin embargo las relaciones se han mantenido incólumes, lo cual se ha demostrado en los innumerables acontecimientos que han caracterizado esos vínculos a través de estas casi ocho décadas.
Todo comenzó en el siglo XVIII, cuando barcos procedentes de las provincias canadienses con costas en el Atlántico comerciaban y hacían trueques de bacalao y cerveza por ron y azúcar. Luego fue el establecimiento de la misión diplomática en la capital cubana.
Las relaciones bilaterales, tanto políticas como comerciales y de cooperación, se basan en el respeto mutuo, el compromiso con el diálogo abierto, la cooperación y el avance del comercio y las inversiones.
De hecho, Canadá siempre ha enfocado las relaciones con la mayor de las Antillas sin restricciones, con todos los elementos de la sociedad cubana: el gobierno, el sector de negocios, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil.
Canadá apoya un futuro para Cuba que abarque los valores fundamentales de libertad, democracia, derechos humanos y cumplimiento de la ley y siempre ha reconocido el gran compromiso de la isla con respecto a los derechos económicos y sociales particularmente los logros importantes de la salud y educación.
En el ámbito económico, la nación norteamericana mantiene una relación comercial y de inversión bien establecida y significativa. Base señalar que en el 2022, de acuerdo con cifras oficiales, el intercambio comercial alcanzó la cifra de mil 200 millones de dólares, más de un 20 por ciento de crecimiento con respecto al año precedente, en tanto en el acápite de la inversión directa ocupa el segundo lugar, en particular en minería, energía, petróleo y gas, así como algunas en energía renovable, agricultura/equipo pesado y turismo. Para ello, cuenta con medidas que protegen a los inversores canadienses que realizan negocios legítimos en Cuba, a través de la promulgación de la Ley de Medidas Extraterritoriales Extranjeras (1985) y órdenes posteriores.
Si esas cifras son significativas, lo es más aun los registros de los turistas canadienses que cada año visitan Cuba. Precisamente desde 1994 ese país ocupa el primer lugar como emisor del turismo hacia la mayor de las Antillas y en 1996 se logra por vez primera sobrepasar el millón de visitantes.
En el 2019 la llegada de turistas a este destino fue de un millón 120 mil, poco más de la tercera parte del total de visitantes extranjeros registrados en el destino.
Se conoce que la Pandemia que azotó al mundo durante alrededor de cuatro años afectó sobremanera la denominada industria sin chimeneas y, por tanto, el turismo fue uno de los principales perjudicados por el consabido necesario aislamiento.
No obstante, ya la isla está registrando una recuperación paulatina y desde el 2022 se perciben esos resultados. Baste señalar que en ese año la cifra de canadienses que visitó Cuba superó los 950 mil visitantes, un incremento muy por encima de los restantes mercados emisores.
En recientes declaraciones a esta revista, el ministro del Turismo, Juan Carlos García Granda, manifestó su optimismo con respecto a la recuperación del sector, al tiempo que estimó que este año se espera que el turismo canadiense supere la cifra de un millón de visitantes, evidencia del grado de amistad y confianza que continua uniendo a los pueblos de ambas naciones.