CubaPLUS Magazine

EL brillante del Capitolio

Por: Alina Veranes
12 Jan 2023
EL brillante del Capitolio

Un de los espacios más renombrados del famoso edificio del Capitolio Nacional, hoy sede del Parlamento cubano, es el Salón de los Pasos Perdidos, donde se levanta la imponente Estatua La República y el lugar que señala el no menos mentado Kilómetro Cero del país, marcado en esa habitación con la colocación de un costoso brillante en su época inaugural, cambiado luego por una réplica, a causa de sobradísimos motivos de seguridad.

Pues resulta que el brillante, supuestamente protegido por un sistema de alta seguridad, fue notificado como desaparecido a las siete de la mañana del 25 de marzo de 1946 por el vigilante Enrique Mena, tras el cambio de guardia.

Lo inaudito del suceso no solo estaba en que esa joya de 25 quilates, la cual se dice perteneció al zar Nicolás II, el último de Rusia, estaba incrustada desde antes de introducirla en su nicho en un bloque de andesita, valorado como el granito más duro del mundo. Fue reforzada por concreto que contribuyó a hacer más fuerte el anclaje de la base dentro del piso.

Ese brillante, que marcaba el inicio simbólico de todos los caminos o carreteras de la Isla era visible a través de un cristal protector considerado irrompible y lucía admirable desde el centro del salón, casi a los pies de la colosal estatua La República, de 17 metros de altura y una de las tres más impactantes de que dispone el Capitolio. Las otras simbolizan la Virtud y el Trabajo.

Retomando el hilo, lo increíble de esta historia es que independientemente del escándalo causado por esa noticia, nunca se logró saber quién o quiénes fueron los ladrones de la valiosa joya, que reapareció misteriosamente 15 meses después en la mesa del presidente de la República.

El legendario kilómetro Cero se marca desde la &devolución" por un sustituto sin real valor, salvo el simbólico. Sigue colocado sobre un círculo labrado en bronce y rodeado de una estrella octogonal realizada con mármoles de diversos tonos que señaliza los cuatro puntos cardinales. Otros datos de interés son que en la cúpula están los escudos de las antiguas seis provincias de Cuba, y desde este emblemático sitio del Capitolio se puede acceder a las puertas que conducen a los salones y galerías.

El lujo y el boato del Salón de los Pasos Perdidos corresponden a las ínfulas enfermizas del dictador Gerardo Machado, quien en el poder desde 1925 mandó a construir el lujoso Capitolio, lo cual más que un interés por inspirarse en el arte clásico romano respondía a su admiración ciega por el gran edificio con ese estilo construido en Estados Unidos, bajo cuyas órdenes él conducía los destinos de Cuba.

Finalmente se trabajó con calidad y resultó una obra con innegables valores artísticos, aunque muy costosa en su época. Fue mandado a construir por unos de los dictadores más tristemente recordados en Cuba.

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