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Identificado popularmente como el Fuerte de la Loma o Fuerte de Jiguaní, se trata de una fortaleza militar colonial construida a unos 200 metros del centro histórico de la antigua villa de San Pablo de Jiguaní, un sitio donde convergieron humanos cristianos y aborígenes en los albores de la colonización de Cuba.

Dicen que fue levantado a mediados del siglo XIX y los restos de sus muros de piedra más que adornar el paisaje hablan a los habitantes de ese municipio, actualmente perteneciente a la provincia oriental de Granma, de glorias pasadas como la de ser la tierra donde cayera en combate el Héroe Nacional José Martí al comienzo de la Guerra Necesaria del 95.

Por su ubicación en una suerte de colina en medio de la llanura del Cauto, el río más extenso de Cuba, se convirtió en un enclave de suma utilidad a la vigilancia española respecto al avizoramiento y tránsito de tropas insurgentes independentistas.

Erigido sobre un trazado en cuadrilátero, sus vestigios todavía conservan la parte superior de los baluartes de las cañoneras o troneras donde se colocaban las piezas de artillería.

Todavía se identifica el viejo pedestal donde se colocó el heliógrafo en su parte superior, lo cual convertía a la fortaleza en un punto de comunicación relevante en la región oriental.

Además sirvió de punto de referencia para los comerciantes y viajeros de la zona, lo cual le hizo ganar estima para los pobladores de la Villa. Su arquitectura responde a las líneas renacentistas usuales en las edificaciones coloniales militares de su tiempo, al menos en Cuba. Se comprobó que llegó a tener dos plantas, la superior de madera y desaparecida a principios del siglo XX.

Fue objeto de proceso restaurador en 1961, y está declarado como Monumento Local y propuesto a ser Monumento Nacional.

Es uno de los sitios históricos más destacados de Jiguaní, al igual que Dos Ríos, regado por la sangre postrera del Apóstol de Cuba.

Los lugareños piensan que si se habla de Jiguaní, no podrá faltar nunca la mención de su Fuerte, un símbolo que tiene su lugar en el escudo de la villa.

Puede decirse que a pesar del tiempo, el también llamado Fuerte de la Loma ha llegado casi por entero a hasta nuestros días y según expertos es referente por sus características propias, diferentes del resto de las construcciones militares de esa época.

Su privilegiada ubicación geográfica, lejos de sus usos militares, aporta hoy día magnificas visualizaciones del paisaje y un sano y placentero conocimiento de la historia de Cuba y la naturaleza esplendorosa de la Isla Grande.