CubaPLUS Magazine

Fusterlandia: una tierra del arte y la comunidad

Por: Alina Veranes fotos: Alvaro Pardo
30 Mar 2023
Fusterlandia: una tierra del arte y la comunidad

Al revés de la tierra mítica del Nunca Jamás, Fusterlandia, en la barriada marinera capitalina de Jaimanitas, al oeste de La Habana, recrea la tangible relación posible entre el arte y la cotidianidad, en un sitio no céntrico habitado por trabajadores sencillos y personas alegres y comunicativas, dispuestos a expandirse en colores y belleza.
fuster-land-3.jpgTodo empezó cuando un buen día el artista de la plástica José Antonio Rodríguez Fuster, conocido por su segundo apellido, decidió vivir e instalar allí su taller creativo, para fundar un proyecto de creación, extendido rápidamente por la zona. Un lugar donde floreció un arte popular y con características tan definidas que comenzó a ser llamado Fusterlandia.
Fuster, nacido el 6 de agosto de 1945 en Caibarién, provincia central de Villa Clara, pronto se sintió como pez en el agua desde su llegada, hace unos 27 años, a Jaimanitas. Pintor, ceramista, dibujante, grabador y diseñador gráfico, admirador de la obra de Gaudí, en Barcelona y de Brancusi, en Rumania, se sintió motivado para emprender su propia creatividad, basado en esa línea. Empezó entonces haciendo algo con su propia vivienda, pero no llegó a pensar que la influencia de su arte sería tan notoria en el entorno.
fuster-land-4.jpgLos coloridos mosaico usados en la decoración exterior de su hogar, llamaron la atención de sus vecinos, a quienes invitó a sumarse al proyecto. Aquello fue el comienzo de la eclosión del mundo de quehacer artístico que es hoy Fusterlandia, expandidado con ganas y con entusiasmo en una parte de Jaimanitas. Un enclave que ya hoy es un referente y muestra que tan fuertes pueden ser los vínculos entre el arte y el ciudadano común, ese que pareciera estar ajeno al tema.
Hoy, los visitantes no avisados de la barriada asisten algo extrañados al estallido de colores que adornan paradas de autobuses, puertas y fachadas diferentes.
La temática que reflejan esas imágenes o “cuadros” vivos incluyen temas religiosos, y acciones de homenaje a la Revolución, paisajes naturales e incluso no se rehúye al lenguaje simbólico que siempre tendrá el arte llamado moderno, aunque tenga unos cuantos años a cuestas.
A pesar de la expansión a diversos puntos, el taller del artista sigue teniendo gran importancia como centro irradiador de arte que sigue siendo. La entrada es gratuita y Fuster es una presencia habitual allí, en su medio, donde vive también, como su arte, en estrecha sinergia con el medio ambiente.

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