Una de las atracciones del recién concluido festival Internacional Jazz Plaza 2024 fue la exposición personal Havana Jazz Portrait, de la periodista y fotógrafa cubana Lilien Trujillo Vitón, curada por Patricia Silveiro Guzmán y Gisselle Lucía Navarro, y con la asesoría técnica del luthier Jorge Collazo.
La muestra, aún abierta al público en la galería René Portocarrero del Teatro Nacional de Cuba, fue el preámbulo al concierto inaugural en la sala Covarrubias, con la Jazz Band del maestro Joaquín Betancourt.
Compuesta por más de una treintena de retratos, realizados desde 2021 a la fecha, un álbum de 180 fotos (Foto de familia) de enfoque más documental de la escena del jazz en Cuba; una instalación (Touch) integrada por partes de instrumentos musicales (platillo de batería, boquillas de saxofón, sordina de trompeta, y mecanismo completo de una tecla de piano); y un dispositivo de video para apreciar fragmentos de varias jam sessions captadas por la artista; Havana Jazz Portrait propone una inmersión sensorial en el contexto jazzístico cubano actual.
El statement curatorial de Giselle Lucía Navarro describe y argumenta con alta precisión, la esencia de la obra que relata.
“El sortilegio de la música, esa que una vez se escucha “desaparece”, pareciera sobrevivir en la inmovilidad de estas fotografías y adquirir otra connotación. Los artistas se convierten en obras de arte ante la mirada de otra artista. En cada improvisación el músico deja un pedazo de sí sobre el tabloncillo, ese trozo que la fotógrafa rescata y lega a los otros como ofrenda del valor de lo breve.
La obra de Lilien, despunta por su belleza ineludible, en la búsqueda de lo etéreo, esas narrativas ocultas en el interior de la escena musical. Cada fotografía incita al retorno de la contemplación, a la pesquisa de un dato escondido en algún instrumento o silueta. La artista provoca, convida al espectador a adentrarse en un acontecimiento que quizás no vivió pero que ya comienza a pertenecerle, con la actitud del curioso que no puede evitar preguntarse la razón por la que aquel hombre con la trompeta sobre las piernas cruzaba los brazos delante de un piano; por aquel otro de entrecejo fruncido, o esas manos al aire queriendo agarrar o soltar una trompeta. Historias latentes debajo de la textura exquisita de las fotografías en blanco y negro, sin distracciones, pero con la calidez y la intimidad de los buenos retratos.
En las fotos está presente la admiración por los músicos, el encuadre devela más de lo que podría preverse. Intérpretes de varias generaciones, residentes o no en la Isla, son desnudados por el lente, en cada gesto tácito y estremecedor. En esas imágenes en la que subsiste el color, Lilien dibuja no solo paisajes abstractos sobre el instante de una melodía, sino que intenta abrir la puerta hacia el mundo interior de los sujetos, ofrecer el maná de sensaciones que lo asisten. El temblor perdura como pinceladas anotas al aire.”
Havana Jazz Portrait permanecerá abierta hasta el día 3 de marzo en la Galería René Portocarrero del Teatro Nacional de Cuba. Todas las piezas, excepto las instalaciones, están a la venta.
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