Quien no ha convivido con algún perro como mascota seguro no conoce al más incondicional y fiel amigo del hombre. Esa afirmación no es una creencia, es, sin lugar a dudas, una gran realidad demostrada a través de todos los tiempos.
Animal de 4 patas que quien decide tenerlo en casa lo convierte en un miembro más de la familia, pues si hay alegría en el hogar él está alegre, pero si hay tristeza por algún acontecimiento desagradable el can también lo siente y lo manifiesta.
No importa que sean de una raza u otra –existen en el mundo 534 razas divididas en 10 grupos según la Federación Cinológica Internacional (FCI)- ni cual sea su tamaño. Lo que si no hay dudas de que cada uno, con sus características, le prodigarán siempre amor, lealtad hasta la muerte, compañía y cuidado.
Y precisamente por esa condición de fidelidad, incluso muy superior a algunos humanos, se decidió en el año 2004, motivado por la inmensa importancia de estos animales en el diario vivir de las personas, homenajearlos por su entrega y amor inquebrantables.
Hay numerosas historias de perros fieles hasta la muerte de sus amos. La más trascendental fue la de Hachiko, de raza Akita, que acompañaba todos los días a su cuidador, el profesor Eisaburo Ueno, a sus clases en la Universidad de Tokio, y lo esperaba en la estación de Shibuya para regresar juntos a su hogar. Desgraciadamente, el profesor murió repentinamente en 1925 y Hachiko permaneció en la estación, esperando a su dueño, durante 9 años. Ello le valió que se levantara una estatua en su honor donde siempre lo aguardaba.
En Cuba, también hay historias de perros fieles. Una de las más conocidas es la de Rinti. En el capitalino cementerio de Colón hay una lápida con una escultura de una mujer acostada y con su perro a sus pies, hecha con piedra de cantería y una frase que reza: fiel hasta después de muerta, Rinti.
La obra honra la lealtad de Rinti a su dueña, la norteamericana Jeannette Ryder , residente en Cuba a principios del siglo XX, donde fundó la organización humanitaria llamada Sociedad Protectora de Niños, Animales y Plantas, también conocida como el Bando de Piedad.
Según se cuenta, su perrita se echó a los pies de la tumba que guarda los restos de quien fuera su gran protectora y no comió ni tomó el agua que le brindaron los trabajadores del cementerio hasta que murió. Hoy la escultura se conoce como “La tumba de la lealtad”.
A propósito de ello, según se conoce, en Cuba se celebra además cada segundo domingo de abril el Día del Perro, para honrar el trabajo desarrollado por esa benefactora, fallecida el 11 de abril de 1931, a favor de esos nobles animales, honrarlos y, a la vez, incrementar la cultura canina en la población.
Por otra parte, con la celebración de cada 21 de julio, se pretende crear conciencia a las personas sobre la gran cantidad de perritos que hay abandonados a su suerte, o aquellos que esperan ser adoptados por alguna familia o algún refugio. Se estima que el 70% de los perros que hay en el mundo no tienen hogar.
Los perros, además de ser los mejores amigos del hombre, ayudan en múltiples tareas: hay lazarillos, policías, bomberos y, por supuesto los de compañía. Entonces no olvide el refrán que reza: “mientras más conozco a la gente, más quiero a mi perro”.
Si aún no tiene un perro en su casa como mascota, decídase y adopte uno. No importa si es de raza legítima o “sato” pues todos siempre le profesarán gran amor y, sobre todo, fidelidad hasta la muerte.