No es un contrasentido, cuando decimos ISA nos referimos a las siglas del Instituto Superior de las Artes de Cuba, fundado el primero de septiembre de 1976, y también llamado por la forma femenina Universidad de las Artes, un centro irradiador de cultura dedicado a la formación profesional de los trabajadores del sector lleno de belleza e inspiración que es el artístico, valga tanta redundancia.
Inicialmente funcionó con tres facultades, pero en días corrientes cuenta con cuatro y fue instalada en originales construcciones cuya arquitectura hermosa fue diseñada a principios de los años 60 del pasado siglo, levantadas desde 1960 a 1965, partiendo de la cercanía de un viejo centro de recreo.
Las tres facultades iniciales por supuesto que fueron las de Música, Artes Plásticas y Artes Escénicas, devenidas en tres pilares básicos durante una trayectoria muy fructífera, enriquecedora y por qué no, desafiante.
Si bien al comenzar en áreas cercanas al río Quibú, cerca de la exclusiva barriada de Cubanacán, en La Habana, utilizó la instalación del antiguo Country Club de la burguesía local, pronto se edificaron cinco estructuras muy específicas y diferentes armonizadas con la especialidad a la que estaban dedicadas.
Vale la pena reconocer el talento y nivel técnico de los arquitectos Ricardo Porro, Vittorio Garatti y Roberto Gottardi, cuyos proyectos hoy se admiran como acabados de hacer.
Allí contrasta el verdor de la flora tropical junto a construcciones con cubiertas de rasilla de un cálido rojo, mientras que patios interiores y galerías se convierten en nexos entre lo más avanzado y lo tradicional.
Por ejemplo, la Facultad de Artes plásticas con sus cúpulas catalanas evidencia elementos voluptuosos evocadores de pechos femeninos, trompas de Falopio, vaginas, la desbordada sensualidad del Trópico… Aunque se vivieron tiempos en que las magníficas instalaciones de la institución sufrieron el paso del tiempo y el uso, hoy hay un serio esfuerzo intentando revertir tales desgastes.
El lugar sigue impresionando por su hermosura, los climas de creación que crea, los conocimientos que ponen a disposición, de la manera más creativa de cientos de jóvenes de todo el país.
Y eso es en definitiva lo más importante: el contenido y no el continente, aunque nadie subestime jamás el papel de los entornos, y más cuando del mundo del arte se trata. Desde el año 2018, el ISA cuenta con los servicios de la Cátedra Honorífica Juan Formell, en homenaje al excepcional músico y autor cubano, fundador de la gran orquesta Van Van.
Del enorme prestigio y poder de convocatoria alcanzados por el ISA durante su existencia, hablan los experimentados claustros profesionales conque ha podido contar, integrados por lo que más vale y brilla en el firmamento de todas las disciplinas artísticas de la Isla.
Y también, dicen sus muchos resultados, la pléyade de nuevos talentos y profesionales formados, todos con el sello innegable de haber recibido una formación de calidad y al más alto nivel, sin importar lo difíciles que hayan sido los tiempos y las limitaciones materiales circundantes.
Que la Universidad de las Artes de Cuba es un lugar de crecimiento y de estímulo a los dones del ser humano, nadie debe dudarlo.