Fue instituida como Museo hace unos años, muy respetado y convocante por cierto, pero a esta relatora se le antoja que le queda mejor el nombre sencillo y rotundo de Casa de Polo, que se inscribe en la vivienda. Tiene que ver más con la esencia del Guajiro Natural que allí viviera, el mítico cantautor cubano Polo Montañez.
Y de qué manera entrañable se recuerda en aquella blanca casita de bosque, perdida en las montañas de la Sierra del Rosario, provincia de Artemisa, a su antiguo dueño, no solo cantante inspirado, sino imaginativo creador de composiciones recogida en solo dos CD que la vida y la muerte le permitieron hacer.
Lamentablemente Polo falleció a poco de ganar fama con un éxito fulgurante e innegable.
Nacido el 5 de junio de 1955 en la localidad rural de El Brujito, perteneciente a la provincia de Pinar del Río, la más occidental región cubana, Fernando Borrego Linares, su verdadero nombre, murió a los 47 años en un accidente de tránsito, el 26 de noviembre de 2002.
Sin embargo, tuvo tiempo de obtener dos premios de Platino por sus discos Guajiro Natural y Guitarra mía, creaciones contentivas de piezas musicales de su autoría, en su propia voz, y en compañía de sus músicos, donde la melodía guajira cubana se desgrana con un lirismo, ritmo y melodía casi de ensueño, con una inspiración y belleza tan notorias que lo hacían brillar de lejos, aun para oyentes no familiarizados con nuestra cultura.
Esa joya límpida tenía en su sencillo hogar, donde residía con su amada esposa Adis, un lugar de inspiración permanente. No solo por el amor que allí encontraba y a su vez daba, sino por el entorno donde está ubicado.
Su vivienda Museo está enclavado en la muy bella comunidad agro económica Las Terrazas, un lugar paradisíaco donde además se fomenta un proyecto socio-económico y medioambiental.
Por su parte los vecinos del bardo inspirado y feliz autor de composiones antológicas como Un montón de estrellas, Flor pálida, Y si se enamora, Guajira mía, saben que nunca quiso marcharse de aquellos predios silvestres cuando la fama llegó a su vida.
Todos recuerdan del modo en que su quehacer irrumpió en el universo sonoro de los cubanos con su carga de cubanía y talento, y allí lo homenajean de forma permanente, y con alegría.
Es por eso que para algunos es una suerte de sortilegio visitar la Casa Museo de Polo Montañez en Las Terrazas, Artemisa, su ubicación oficial.
Entre sencillos y preciados recuerdos de este gran artista popular cubano fluye también una parte de la cultura y las tradiciones campesinas de la isla. Además hay la posibilidad de conocer bellos paisajes, la flora y la fauna nacional que forman parte de ese entorno.
En la Casa Museo Polo Montañez o Casa de Polo, el Guajiro Natural, es la vida quien habita allí entre sus cosas y recuerdos, en los guateques que todavía genera. Es la vida, y no la muerte.