Ahora que en Cuba avanza una ola promotora del desarrollo económico desde las pequeñas comunidades inclusive, un proyecto agroecológico como el llamado Ramaviva, ubicado en la comunidad Las Catalinas, Sierra del Rosario, Pinar del Río, descuella como promotor de un modo de hacer muy vinculado a ese propósito e, incluso, va más allá.
Puede decirse que Ramaviva, iniciado hace unos seis años por el profesor de historia Abel Durán Zaldívar, no preconiza la obtención de frutos de la tierra como dé lugar. Lo hace en estrecha comunión con los ciclos de vida de la pujante realidad silvestre de aquellos parajes fértiles y hermosos.
Con el uso de los métodos de la permacultura, nutridos por una filosofía de vida no tanto panteísta, sino transformadora, activa con el medio circundante, Abel afirma que no pretendió dominar ni vencer a la naturaleza sino aprender de ella y fluir junto a todos sus procesos cuando decidió dejar la vida ciudadana e instalarse en el agreste medio. Y su vida tuvo un giro increíble, aportador.
Con resultados notables en la productividad y el florecimiento del entorno, numerosos habitantes se han sumado a este empeño que trajo cambios y concepciones de trabajo y vida destinados a borrar las dicotomías entre el hombre y su medio natural, de resultados históricamente nefastos para el último.
Es una repercusión que ha sobrepasado los límites territoriales de Las Catalinas y ha llegado a distintas regiones de la geografía nacional desde donde se reciben visitas y se acude a cursos y asesorías impartidas bajo la égida de Ramaviva.
Abel y sus cercanos colaboradores promueven la máxima utilización y reutilización de los recursos disponibles, el reciclaje y el consumo responsable.
La preparación de los campos, huertos y otros sitios a cultivar se enriquece con el uso de la tierra, componentes orgánicos y técnicas no invasivas y conocedoras del clima.
También es un gran proyecto cultural y comunitario de múltiples resonancias este emergente Ramaviva que ha impulsado la impartición de cursos de idioma inglés, actuaciones de títeres, clases de artes plásticas, y numerosas iniciativas más aceptadas con gran entusiasmo por niños y jóvenes habitantes del entorno.
Pero lo que más entusiasma a todos es el cambio cultural y en el modo de vida que impulsa, junto a la obtención de prosperidad y éxitos productivos, en la mejor armonía con la naturaleza. Bases muy fuertes para la paz del espíritu y los sentimientos de alegría y felicidad, tan necesarios a los humanos, de acuerdo con sus promotores.
CubaPLUS Latinos
CubaPLUS Guyana
CubaPLUS Travel