La llamada Sala de los Bomberos del Centro Histórico de la capital cubana se relaciona armónicamente con el entorno que la rodea, de altos valores patrimoniales, y además tiene una historia muy interesante que contar.
Pertenece a la Dirección de Patrimonio Cultural de la Oficina del Historiador de La Habana, y es una instalación dedicada a honrar la memoria de las víctimas de un siniestro de gigantescas proporciones y terribles consecuencias ocurrido a fines del siglo XIX en la ferretería Isasi, de La Habana.
Ha pasado mucho tiempo y sin embargo la tragedia todavía es recordada pues cobró la vida de abnegados bomberos y ciudadanos. Tuvo lugar en la noche del sábado 17 de mayo de 1890 ese hecho malhadado que se ha convertido un poco en símbolo.
Las llamas fueron notadas a partir de las 10:30 pm, cuando el sereno (custodio nocturno) que realizaba la ronda, al llegar a las cercanías de Mercaderes y Lamparilla vio que se había desatado un fuego y dio la voz de alarma.
Acudieron prestamente los destacamentos de Bomberos Municipales y los del Comercio, cuyos miembros hicieron gala de su arrojo y vocación de servicio, intentando apagar el fuego con la ayuda de vecinos, policías y transeúntes.
Las llamas eran intensas y una hora después en medio de las faenas todavía ocurrió una inesperada explosión que segara la vida a varias personas.
El saldo final fue de 39 fallecidos, de los cuales 26 resultaron ser bomberos, nueve del grupo municipal y 17 del comercio; un miembro de la Marina, cuatro agentes del orden público, ocho vecinos, y más de 60 lesionados y mutilados.
La Habana amaneció llena de consternación y luto el domingo siguiente, con los comercios cerrados y los festejos suspendidos.
Las víctimas mortales fueron veladas en las galerías del Palacio de los Capitanes Generales, desde donde la muchedumbre integrante del cortejo fúnebre que las acompañó hizo un luctuoso recorrido hasta la necrópolis de Colón.
En sentido homenaje a los inmolados en el trágico suceso, el 24 de junio de 1897 se erigió un monumento a los bomberos fallecidos en la tumba del cementerio de Colón, auspiciado por el Ayuntamiento de La Habana, el cual perdura hasta hoy con su belleza sobrecogedora.
Este Museo singular, en el cual también se homenajea la noble profesión y sus protagonistas de toda Cuba, está situado en la Calle Mercaderes de La Habana Vieja, en el inmueble que ocupara la Ferretería de Isasi.
Inaugurado el 17 de mayo de 1995 hay allí una tarja colocada al frente del edificio que recuerda el triste suceso e incluye los nombres de los fallecidos.
Ya en el interior, el visitante podrá observar trajes, cascos, medallas, insignias, pitones, megáfonos, hachas y otros objetos utilizados por los cuerpos de bomberos de la ciudad.
Una pintura mural grafica muestra el suceso de la Ferretería Isasi y también y el Carro Bomba de vapor de tracción animal utilizado por los Bomberos Municipales (Ayuntamiento de La Habana, 1901), la maqueta de un coche bomba de principios del siglo XX y un extintor de tracción humana de 350 libras del siglo XIX.
La Sala de los Bomberos abre sus puertas al público en horario solo diurno, de martes a sábado, a partir de las de 9:30 a. m.