Se dice Farallones de Moa y hay que pensar en una comunidad rural situada al sur–suroeste del municipio de Moa, perteneciente a la serranía Cuchillas del Toa, muy cercana de pueblos de leyenda como Yateras y Sagua de Tánamo, Cayo Grande, la presa Nuevo Mundo, y el impresionante Parque Nacional Alejandro de Humboldt.
Una tierra donde la vegetación suele ser tan tupida que ha sido llamada selva, con todas sus letras, aunque en Cuba no existen selvas tropicales al estilo de la Amazonia o la Cuenca del Congo.
Cuentan que empezaron a conocerse más a partir de la construcción de la presa Nuevo Mundo, sobre todo en el área para la reubicación de las personas desplazadas por la entidad ingeniera, a fin de darles protección segura.
Se extienden con sus elevaciones cársicas por unos 57,5 Km cuadrados este dominio vegetal y zoológico bellísimo reconocido como un reinado de la biodiversidad cubana, un territorio donde hay asentamientos, actividad económica, vida silvestre esplendente y tradiciones culturales legendarias que aun resultan innovadoras y se desarrollan en medio de la sencillez y la humildad de la campiña cubana.
La agricultura esforzada en ser sustentable y respetuosa con la naturaleza, en medio de procesos de concientización y aprendizaje, es el horcón que sostiene a los proyectos económicos de la región, enfatizada en la cosecha de café, cacao, otros cultivos alimentarios variados. A sus pobladores les gusta confeccionar artesanías en fibras naturales como el guaniquiqui y yarey, muy flexibles y resistentes al mismo tiempo y muy socorridos en muebles y cestos.
La comunidad de farallones de Moa es un lugar muy representativo del llamado turismo de naturaleza pues aúna paisajes muy bellos, de un verdor increíble, con joyas de la flora, sino de la fauna que en el tema de las aves se consideran antológicas.
Sin embargo, aunque en otros tiempos allí se desarrolló una actividad económica notoria basada en la explotación de recursos forestales en lo fundamental, se considera un territorio que aún tiene mucho que mostrar en el desarrollo de las líneas sustentables hoy concebidas, sobre la base de estudios y el establecimiento de leyes proteccionistas.
Y en ese toma y daca transcurre la vida por aquellos lares, cuidando y disfrutando de la naturaleza y de la cultura allí creada.
Pareciera que el lema de los activos que por allí se mueven es proteger la biodiversidad, y alentar la cultura y el desarrollo local. Y por suerte se comprueba que todo marcha por ese camino, no exento de dificultades.