Suena al fondo las notas de un soul de James Brawn (aunque bien podría ser una canción de Cold Play, Los Tigres del Norte o algún reggaetón de Tito el Bambino). Las olas se mueven y el sol calienta la piel. La inteligencia infinita de la Naturaleza hizo de este lugar no solo un espacio para descansar y relajarse, sino también, donde recordar que vivir es la mejor experiencia de cualquier ser.
Xcacel es su primer nombre, y también lo primero que ves al entrar a esta playa, Reserva Natural Protegida desde 1998 que se ha conservado cual paraíso terrenal. Xcacelito es su apellido, la puerta abierta al inframundo por medio de un bello cenote ubicado a tan solo unos pasos de la costa. Agua dulce rodeada por manglar y cientos de peces que te reciben como buenos anfitriones a su fresco y cristalino hogar.
Xcacel Xcacelito se ubica al sur de Playa del Carmen, Corazón de la Riviera Maya y cuenta con una extensión de 362 hectáreas de manglares y cenotes. Sus 2.6 kilómetros de playa, una de las más hermosas del estado, es el lugar preferido de tortugas blancas y caguamas, para anidar.
Este sitio también es reconocido como la segunda zona de arrecifes más importante a nivel mundial, y forma parte del Sistema que va desde la Península de Yucatán hasta la bahía de Chetumal.
Al imaginar una fantasía… aquel lugar en el cual vivir los días más felices, la mente tendría que viajar de inmediato en un espacio como Xcacel Xcacelito…
El azul de sus aguas cristalinas se pierde en el horizonte con el claro del cielo, las nubes se mueven pausadamente, como el reloj que se resiste a continuar su marcha con el tiempo.
Sin pensar en nada más, una silla, una sombrilla y un buen libro son suficientes para recibir el descanso esperado luego del agobio laboral, citadino o familiar.
Cura perfecta y natural para el estrés, el dolor de cabeza, la tensión o las penas del corazón.
El área marina de este santuario natural, correspondiente al 90 % de su superficie total, permite la crianza, protección y alimentación de 102 especies de peces de arrecifes, además de que su barrera no es continua lo que permite a las tortugas, introducirse en el área.
Es este lugar, el más importante en Quintana Roo para la anidación de tortuga caguama (Caretta caretta) y para tortuga blanca (Chelonia mydas). De mayo a octubre se vive el arribo de cientos de animales que dejan sus huevos bajo la tibia arena del Caribe mexicano.
Después, un equipo de biólogos expertos, delimitan el área de anidación de cada tortuga, para proteger los huevos, y así evitar la depredación por parte de especies animales y de humanos que ven en estos, una forma, ilegal, de mejorar su economía a costa de la naturaleza.
Para los más aventureros, Xcacel Xcacelito permite adentrarse al mundo multicolor de los arrecifes apenas a 50 metros de distancia de la costa. No hay prestadores de servicios turísticos, pero no hace falta. Un visor y saber nadar son suficientes para disfrutar de este paraíso submarino.
Peces multicolores, corales, fauna marina enmarcada en aguas cristalinas que permiten ver a varios metros de distancia, animales solo vistos en la imaginación luego de haber leído un libro de Julio Verne.
Al sur de Xcacel está Xcacelito, un pequeño cenote de agua fresca al que se llega por medio de un pasillo delimitado por troncos vivos de mangle y un camino de tierra, plantas y el sonido de los animales que parece, te dan la bienvenida.
En este lugar está permitido entrar en grupos de seis personas y es obligatorio limpiarse de cualquier tipo de cremas o repelentes al ingresar al agua. Es una experiencia que definitivamente se tiene que vivir.
Descanso, placer, tranquilidad, diversión… cualquiera que sea el pretexto, en Xcacel Xcacelito se encuentran razones para querer regresar, así como las tortugas, cada año entre mayo y octubre, o noviembre y abril…
Esta reserva natural está abierta al público de nueve de la mañana a seis de la tarde. La entrada es con aportación voluntaria, dinero que es utilizado para el mantenimiento del área, ya que cuenta con baños y regaderas para la comodidad de los visitantes.